Juan Francisco del Granado - Obras Seleccionadas

1839 ÓVALO BLANCO

EL RETRATO DE MI MADRE, QUE LO TENGO CERCA DE MÍ

     ¡Ay! tu imagen me recuerda
de mi vida los albores,
las vistosas, gayas flores
con que ornabas tú mi sien.
Yo pendiente de tu cuello
prodigábate caricias,
y apuraba las delicias
en que abunda la niñez.

     Cada beso con que tierna
enjugabas, tú, mi lloro;
era para mí, un tesoro
imposible de pagar;
y dormido en tu regazo
de tu mano al suave arrullo
desafiaba con orgullo,
la fruición más ideal.

     Raudas ¡ay! cruzaron, madre,
esos astros de ventura,
que irradiaban su luz pura
sobre un cielo de zafir;
y ese cielo densa nube
le robó cruel a mis ojos:
sus celajes lindos, rojos,
negros, yo tornarse vi.

     Apartad, tristes recuerdos,
no turbéis mi dulce calma,
permitid que pruebe el alma
una gota de placer.
No eclipséis, llanto, mis ojos,
contemplar dejadme, ufano,
la que tengo ahora en la mano
de mi madre, imagen fiel.

     Tu retrato, madre tierna,
conservar yo te prometo,
cual un místico amuleto,
cual celeste talismán.
Él hará más soportable
de ti lejos, mi existencia,
y el rigor de cruda ausencia,
con su hechizo, templará.

     A él daré mis tristes quejas,
contárele mis pesares,
oirá siempre mis cantares,
y mis preces al Señor.
Mientras llega ese momento
que con tanto ardor ansío,
en que lata junto al mío
tu amoroso corazón.

UN HIJO MÍO, O SEA DE DIOS

     Hijo mío, pequeñín, de
mis entrañas dulce fruto,
para nada en absoluto
abandones tú la fe.
El que trata, persevera
en un tono de constante
alegría comulgante.
Nunca deja de creer.

     Es motivo de orgullo
exaltado que Él te llame
y no hay quien más te ame
que este blando corazón.
Recibiste de tu padre
la cordura que atesora
la promesa redentora,
mi muchacho más precoz.

     Presentaste muy temprano,
como impulso incontenible,
ya una innata e invencible
religiosa vocación.
Tan benévolo y sonriente
eres por naturaleza,
yo lo digo con franqueza
para instarte con amor.

     De humano contenido
eres todo un dechado
y en tu alma fue grabado
ayudar a los demás.
Regocijo que Él te invoque
a vivir con dulce entrega,
es el Alfa y el Omega,
el principio y el final.

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